LA TEOSOFIA EN VENEZUELA

 

Podemos afirmar  que con la visita a  Venezuela  y México durante los años de 1881-1882 de William Quan Judge,  uno de los fundadores del movimiento teosófico moderno, esta tierra comenzaría a recibir las enseñanzas teosóficas a un  grupo de venezolanos, tierra donde tuvo uno de los más grandes encuentros con un personaje misterioso conocido en una iglesia de la capital Venezolana……….. “Un día muy caluroso en julio de 1881, me encontraba parado frente al pórtico de la iglesia de Santa Teresa en la ciudad de Caracas Venezuela. Una gran multitud se agolpaba a la puerta, y justo en ese momento salía una procesión, con un niño a la cabeza tocando una matraca para espantar al diablo. Mientras observaba esto, una voz en inglés me dijo, ‘es curioso que hayan preservado esta costumbre tan antigua.' Volteándome, vi a un anciano de apariencia muy notable que sonriendo de manera muy peculiar me dijo ‘ven conmigo y platiquemos.' Lo seguí y pronto me llevó hacia una casa que yo ya había notado frecuentemente, sobre cuya puerta había una curiosa tableta española antigua que consagraba el lugar al patrocinio de San José y María. Aceptando su invitación entré, y de inmediato vi que ésta no era una casa ordinaria de Caracas. En vez de. . .los sirvientes venezolanos sólo había hindûes limpios, semejantes a los que frecuentemente había visto en la isla inglesa vecina de Trinidad; y en vez de los desagradables olores de ajo y otras cosas usuales en la ciudad, flotaban en el aire deliciosos perfumes, solamente conocidos por los orientales. Así que llegué a la conclusión de que me encontraba en una agradable aventura.

Nos sentamos en un cuarto decorado con tapices y ventilado por punkabs que evidentemente habían sido puestos ahí no hacía mucho tiempo, y comenzamos a platicar. Yo trataba de descubrir quién era este hombre, pero él me evadía. Aunque él no admitía ni negaba conocer la Sociedad Teosófica y a la señora Blavatsky, o a los Mahâtmas, él hacía constantemente referencias por las que yo estaba seguro de que él sabía todo acerca de ellos y se había acercado a mi en la iglesia con un propósito.

Después de una larga plática, durante la cual vi que él me estaba observando y sentía la influencia de sus ojos, él me dijo que tenía la libertad de explicar un poco, ya que habíamos llegado a conocernos suficientemente. Que no había llegado ahí de vacaciones o por negocios, sino sólo para llevar a cabo su deber. Yo le mencioné los pasajes subterráneos que se dice que existen en el Perú llenos de tesoros, y luego él dijo que la historia era cierta y que su presencia ahí, estaba conectada con esto. Estos pasajes se extendían desde Perú hasta Caracas donde estábamos. En el Perú estaban escondidos y había obstrucciones de tal naturaleza, que ningún hombre tenía el poder de removerlas para poder llegar a ellos; pero en este lugar las entradas no estaban tan bien resguardadas, aunque en 1812 un temblor había derribado mucho de la ciudad. Los venezolanos eran rapaces, y estos hombres en la India , que conocían el secreto, lo habían enviado ahí para evitar que nadie encontrara las entradas. Sólo en ciertas estaciones del año era posible descubrirlas, y una vez que se terminara la estación él partiría dejando el lugar seguro, ya que hasta que volviera de nuevo el periodo nadie podría encontrar las aberturas sin el consentimiento y ayuda de los adeptos.”

 

Dr. RAFAEL VILLAVICENCIO (1838-1920)

 

Fue mucho después cuando en el año de 1908, se forma la Sociedad Teosofica de Venezuela, rama Venezuela teniendo como miembros fundadores: Dr. Rafael Villavicencio, Don Rafael Rodríguez  López, Don Miguel Benzo,  Don fuenmayor Moran,  Sr. Juan José  Benzo, Sr. Gonzalez  Jimenez. Adoptando los lineamientos establecidos en la convencion de la sociedad celebrada en la ciudad de Boston en abril 1895, fiel a las enseñanzas de H.P.Blavatsky y William Q. Judge. Entre sus fundadores venezolanos más destacados podemos mencionar la reconocida labor del Dr. Rafael Villavicencio Médico y farmacéutico. Miembro de lo que se ha considerado como la primera generación de científicos divulgadores del pensamiento positivista en Venezuela (Adolfo Ernst, Gaspar Marcano, Teófilo Rodríguez, entre otros); la obra de Rafael Villavicencio es clave para entender el panorama y desarrollo de la ciencia venezolana en la segunda mitad del siglo XIX.  Hijo de José Lope Villavicencio y de Faustina Cerdeña y Ayala. Hizo sus primeros estudios en los colegios La Paz y El Salvador del Mundo de su ciudad natal. Cursó la carrera de medicina en la Universidad Central de Venezuela donde obtuvo el título de doctor en ciencias médicas (16.9.1860). En 1858, se doctoró también en farmacia. Fue uno de los fundadores y director del periódico El Amigo del Progreso (1865). Médico cirujano del Hospital Militar, acompañó al general José Tadeo Monagas  como médico cirujano en jefe del ejército «azul» y como médico particular, hasta la muerte de aquél, acaecida el 18 de noviembre de 1868. Ministro de Fomento en 1870, fue diputado senador al Congreso Nacional, cuya presidencia ocupó en 1895 y ministro de Instrucción Pública en 1897. Cofundador (en 1867), junto con Ángel Rivas Baldwin, del colegio Vargas en Caracas, regentó la cátedra  de Fisiología y Química en el colegio del Zulia; de Castellano en colegios de Curazao y en los colegios Católico Alemán  y Froebel de Caracas, de Historia y Filosofía (entre 1914-1916). En la Universidad Central de Venezuela, dictó las cátedras  de Historia Universal, de Patología y Obstetricia interinamente y de Antropología e Historia de la Medicina en 1897. Junto con Adolfo Ernst, de quien fuera discípulo, fue uno de los expositores y divulgadores de la teoría positivista de Augusto Comte en Venezuela. Fue entre otras cosas, el fundador de la cátedra  de Filosofía de la Historia en la Universidad Central de Venezuela, abriendo así nuevos horizontes a la ciencia positiva y experimental. Fue 2 veces rector de la Universidad Central, en 1895 y 1898. Estuvo exiliado en Curazao entre 1901 y 1907, donde ejerció su profesión. A su regreso al país publico La evolución (1912), como homenaje a Charles Darwin con motivo del quincuagésimo aniversario de la publicación del Origen de las especies. Individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (1899), de la Academia Nacional de la Historia, (1900), cuya dirección ejerció en 1914 y de la Academia Nacional de Medicina (1911), cuya presidencia también ejerció; fue presidente del Ateneo de Caracas (1914) y de la Cruz Roja Venezolana (1920), así como presidente y vicepresidente de la Sociedad Teosófica de la rama Venezuela, en 1914 y 1915 respectivamente. Tambien fue Masón en grado 33. Soberano gran comendador del Supremo Consejo Confederado (1912-1913).